lunes, 25 de marzo de 2013

Una de romanos.

¡Hola, amigos!
El Correo del Atamán vuelve a la carga con un tema de actualidad.
Es Semana Santa y todos sabemos que significa eso: la parrilla televisiva se llenará con palículas ambientadas en la Antigua Roma. La mayoría de ellas ya tienen bastantes años a cuestas pero no podemos resistirnos a ver una vez más a Charlton Heston dirigiendo su cuádriga alrededor de la espina del circo o a Kirk Douglas aporreando a los legionarios que intentan enfrentarse a él.
Damas y caballeros, bienvenidos al emocionante mundo del peplum.


¡Oh, Mesala! Henchido de cólera el corazón...

El peplum es el género cinematográfico que abarca lo que el común de los mortales conoce como "pelis de romanos". Normalmente, son grandes superproducciones que conocieron su época de esplendor en los 60 y 70 del siglo pasado. Grandes nombres y espectaculares decorados son la punta de lanza de este género, amén de la ingente cantidad de extras que suelen aparecer en este tipo de producciones. Además, el peplum abarca otra serie de géneros, normalmente el de aventuras, romance, drama y bélico.
A nivel de guión, muchas de estas películas pecaban de cierta simpleza. Podíamos encontrarnos el clásico romance entre un romano pagano y una chica cristiana, lo que desenvoca en la conversión del primero y en la muerte de los dos en la arena del anfiteatro. También la venganza por haber perdido a un ser querido a manos de un romano pagano. Esa simpleza aparecía también en la ambientación, llena de clichés en su mayoría (raro era que un condenado a muerte no acabara devorado por un león para divertimento del público) y con un falto rigor histórico.
Todo esto tiene una explicación. Simplemente, el director del film quería enviar un mensaje y daba igual los medios para hacerlo: lo importante era que el espectador comprendiera ese mensaje por encima de que en época de Nerón los legionarios todavía no iban cubiertos con una lorica segmentata. Es por eso la dualidad que encontramos en films como Quo Vadis: cristianos = buenos, paganos = malos. El director quería hacer ver al espectador que el cristianismo es una religión que promueve la paz y el amor frente al desenfreno y violencia de las antiguas religiones paganas romanas. Algo muy lejano de la auténtica realidad de Roma, donde existía un sector de la sociedad pagana que veía en esa "decadencia" el fin de Roma.



Peter Ustinov, el Nerón más delirante de la historia del cine.

Hace poco que se ha querido resucitar a este tipo de género.
Me refiero, claro está, a Gladiator. Sin embargo, y a pesar de sus errores, esta película cuenta con más rigor histórico en su ambientación (que no en la historia que cuenta) que la mayoría de peplums conocidos.
Por otra parte, existen casos sangrantes, como aquella versión de Espartaco que hace que vayas a echar mano de Internet para buscar la original y curarte del susto. También está Atila, nada que ver con la genial Atila: hombre o demonio protagonizada por Anthony Quinn. En la versión para TV, podemos encontrarnos a un occidental rey de los hunos luchando contra una legión alto imperial, con símbolos paganos como el haz de rayos de Júpiter en sus escudos todavía presentes, en una histriónica versión del avance huno contra Roma.

 Debajo del Atila más occidental que he visto, un supuesto ejército bajo imperial...

Y aquí, un auténtico ejército bajo imperial, con sus crismones y todo.

En fin, espero que os haya gustado esta disertación.
¡Nos vemos!

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