Mostrando entradas con la etiqueta fantasía. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta fantasía. Mostrar todas las entradas

jueves, 18 de abril de 2013

¡Tabernero!

Otro relato. Ya os explico más abajo.

Hay quien dice que mi trabajo no es peligroso.
Dicen que existen otras ocupaciones a lo ancho y largo de El Orbe más peligrosas que con la que yo me gano la vida. Dicen que ser soldado es más peligroso. Otros que la profesión más peligrosa está en la República Lupercal: nada más y nada menos que la de gladiador. Incluso algunos llegan a afirmar que ser nigromante es más peligroso aún, por aquello de jugar con las fuerzas del más allá y de no caerle bien a nadie, ni siquiera a los vampiros de Transcarpatia.
Eso es porque jamás han sido lo que yo soy: tabernero.

Sí, ríete si quieres pero no hay profesión tan peligrosa como la mía.
¿Alguna vez has tenido que tratar con algún cliente pesado (y borracho) que no quería irse de tu local cuando ibas a echar la llave a la puerta? ¿Dime si has tenido que dejar KO a un orco que quería marcharse sin pagar? ¿Has tenido que calmar los ánimos empuñando la espada de tu abuelo en una pelea entre elfos del bosque y lupercales? ¿O lidiar con clientes insatisfechos porque creen que una pinta de cerveza por tres táleros es un abuso cuando en la taberna de la calle de atrás la sirve una alta elfa enseñando canalillo por tan solo uno y medio? ¿No? Pues esa es parte de la responsabilidad del trabajo de tabernero.
Sé que no me puedo quejar pero si alguien os dice que servir lomos de cerdo en su jugo y jarras de cerveza del monasterio-fortaleza de la Sagrada Luz de Falkmar es lo único que hacemos, por favor, dale un puñetazo en la cara de mi parte.

¡Ah! No me he presentado.
Me llamo Karl Rautz. Sí, lo has adivinado: soy un alto elfo, siervo del emperador Heinrich, temeroso de Falkmar y todas esas cosas rimbombantes y protocolarias. Soy el dueño de la taberna “El Alto en el Camino”, en la ciudad de Middlenburg, a escasos kilómetros de la entrada al Condado de Transcarpatia. La taberna fue abierta por mi tatarabuelo, pasó de este a mi bisabuelo, de este a mi abuelo, de este a mi padre y... Bueno... Ya sabéis. Tenemos bastante competencia debido a que Middlenburg es la última ciudad del Imperio Solar antes de entrar en el siniestro condado tomado por los vampiros.
Sí, no me equivocado, he dicho “tenemos”. Sabes, no se puede trabajar solo en este trabajo. No puedes servir las mesas, mientras atiendes la barra y vigilas que no se te queme la sopa que tienes en el fuego. Es imposible atender a todo eso a la vez. Bueno, conocí a un tabernero, Segismund Brumaker, que sí podía hacer eso pero luego descubrimos que era acólito de Gula. Fue condenado a la hoguera. Espero que tenga mejor porvenir tirando del Carro de Hambrientos del Señor del Hambre que como tabernero en su anterior vida.

Bueno, me he ido por las ramas. ¿Qué te estaba contando? ¡Ah, sí! Te iba a presentar a mis empleados. Normalmente me dedico a atender la barra y a hacer las cuentas mientras superviso a mis empleados. Para servir las mesas tengo a Aisling. Recuerdo el día que la conocí. Estaba tan tranquilo fregando vasos cuando una voz femenina salió de detrás de la barra. Giré la cabeza a ambos lados para ver quien era pero nada. Hasta que esa voz me dijo “Aquí abajo” y me encontré con una hada de larga cabellera roja, un enrevesado tatuaje que cubría todo su brazo izquierdo y una espada colgada a su espalda. Me dijo que vio el cartel que colgué pidiendo un empleado para servir las mesas en el tablón de anuncios de la plaza mayor de la ciudad y que ella necesitaba un empleo. Tras ponerla un día a prueba me convenció y la contraté. ¡Je! A partir de ese día los problemas con los clientes que querían marcharse sin pagar llegaron a su fin. Debisteis haberla visto amenazar a un grupo de soldados de la guardia de la ciudad que querían escabullirse de su obligación de darme el dinero por lo consumido. Por muy armados que fueran, ninguno quería enfrentarse a una espada de acero encantado de Hibernia.
Mi otro empleado, el cocinero, es algo bastante especial. Sé que si digo esto me arriesgo a que no volváis por la taberna nunca más. Un día llegó a la ciudad un tipo desde Seljukia. Todos pensábamos que era un viajero más de no ser porque, una noche, los muertos comenzaron a levantarse de sus tumbas. El ejército de ultratumba avanzaba por las calles de Middlenburg liderado por este hombre, llamado Hassan Ibn Raussin. Resultó que el “hombre” no era un hombre sino un lich: uno de esos magos locos que deciden encerrar su alma en un objeto para permanecer inmortales para el resto de su vida aún sabiendo que esa inmortalidad solo afecta a su alma y no a su cuerpo. El tipo estaba viajando por todo el mundo para levantar un gran ejército de no muertos y convertirse en el amo supremo. Sin embargo, cometió un error: entrar en mi taberna. El engendro comenzó a amenazarme como hizo con todos los habitantes de la ciudad. Mientras me hablaba, me dí cuenta de que en lo alto del cayado en el que se apoyaba había una especie de amuleto refulgente hecho con una esmeralda. Le pregunté que qué era eso y el lich se cabreó de gran manera que no me dejó ningún tipo de duda: era el objeto donde guardaba su alma. Le dije que me gustaba la joya y que si me la podía vender. Eso hizo que se enfadara aún más. Le dije que si no me la quería vender, que podíamos hacer un trato: si me ganaba a una partida a “Héroes de la Guerra y del Martillo” podía quedarse con mi alma para siempre y yo le serviría como un engendro. Por el contrario, si yo ganaba la joya sería mía y el tendría que servirme hasta que yo muriera. La arrogancia del no muerto hizo que aceptara el trato. ¿Sabéis qué? No conozco a nadie que pueda ganarme a ese juego. Hassan es mi cocinero ahora y yo guardo su alma a buen recaudo. Para sorpresa mía, el tipo hace unos platos de rechupete. Será por aquello de que tiene todo el tiempo del mundo para aprender a cocinar, como es inmortal...

En fin, que el negocio va viento en popa últimamente, incluso bajo la amenaza vampírica que se esconde más allá de las murallas de la ciudad pero a mí me da igual. Con acabar la jornada con la bolsa llena hasta arriba de monedas relucientes me sobra. Incluso tengo una barrica de sangre fresca escondida en la bodega para sobornar a cualquier oficial vampírico que se acerque por la taberna. Eso sí, no me preguntéis de dónde la he sacado porque si las autoridades se enteran, se me cae el pelo. Bueno, en realidad te cercenan las orejas, algo que para un alto elfo es bastante doloroso, como podéis imaginar.

Pues eso. Si viajáis algún día Middlenburg, pasad por mi taberna. Os haré un descuento en el plato de pollo asado si mencionáis que habéis leído este panfleto (solo uno por persona).

Explicaciones varias.
Veréis, después de mucho tiempo sin tocarlo, he querido volver a escribir algo ambientado en mi mundo de fantasía: El Orbe. Como muchos sabéis, tenía problemas a la hora de tocar el tema de la magia. En un principio, la cosa iba de que magos y sacerdotes eran lo mismo pero resultaba que no todo encajaba bien de esa forma. Tras muchos consejos dados por mis colegas y por vosotros, he llegado a la conclusión de que la magia será igual que en cualquier mundo de fantasía: existen magos y los clérigos pueden realizar milagros relacionados con su dios. Eso abre el abanico de posibilidades y me permite crear historias más divertidas y variadas.
Espero que os haya gustado.
¡Nos vemos!

viernes, 21 de diciembre de 2012

Un viaje inesperado.

¡Hola, camaradas!
¡Ah! Hace tiempo quería criticar alguna película pero no veía la ocasión de hacerlo. Esta situación llegó a su fin el miércoles pasado, por la tarde, cuando fuí a ver "El Hobbit: Un Viaje Inesperado".

Mira que profesional se ha vuelto Platov. ¡Ya cuelga imágenes!


Me encanta "El Hobbit".
Me refiero al libro. De todos los escritos por Tolkien es con el que más disfruto e, incluso, me parece mejor que "El Señor de los Anillos". ¿Por qué? Por ese aire a cuento infantil de toda la vida pero que puede ser leído tanto por niños como por adultos.
Esta fue una de las preguntas que me hice antes de entrar al cine: ¿conseguirá la película mantener ese feeling?

La respuesta: sí.
"Un viaje inesperado" mantiene ese aire de cuento de hadas que tanto me gusta. Los personajes, las canciones, la atmósfera de fantasía, todo está intacto en la película para que el espectador que haya leído el libro, y el que no, disfrute con la historia.
Claro está, Peter Jackson se ha tomado sus licencias. ¿Es eso bueno o malo? En mi opinión, creo que no es malo pero tampoco es bueno.
Me explicaré mejor: al igual que a la hora de adaptar ESDLA, pasar del papel a la gran pantalla una obra de tal calibre es harto complicado. No se puede contar todo pero tampoco hay que reducirlo todo ya que se correría el riesgo de simplificar la historia. Creo que esta fue una de las razones por las que el señor Jackson decidió partir el libro en tres partes. Sí, será una forma de sacarnos más los cuartos pero, gracias a ello, se ha conseguido contar la mayor parte posible de la historia.
Los personajes también están bien definidos. Al principio, cuando vi las primeras imágenes de la película, no me gustaba mucho el aspecto de alguno de los personajes como Thorin (creedme, Thorin es mi personaje favorito). Sin embargo, al verlos en movimiento, la cosa mejoró. Cada uno de los enanos tiene su propia personalidad, incluso más marcada que en el propio libro.
Ver al rey trasgo en pantalla fue una gran alegría: era tal y como me lo imaginaba cuando leía el libro.
Además, la mayoría de los diálogos son calcados del libro aunque algunos han sido adaptados para la película.


Pero toda obra de arte es imperfecta.
"El Hobbit" tiene algunas cosas que, sinceramente, no me gustaron demasiado. A nivel de historia, la presencia de Azog me parece metida con calzador.
Para el que no lo sepa, este personaje no aparece por ningún sitio en la novela. Si se quiere ver a este rey orco, hay que ir a los apéndices que acompañan a "El Retorno del Rey", donde se explica que este tipo se enfrentó a los enanos por el control de Moria. Creo que Jackson buscaba meter a un villano más dinámico que el propio Smaug, el cual no saldrá hasta las siguientes películas. Me parece un gran error.
Por cierto, su diseño me recordó al de Gotai del "Heroes V". ¿Coincidencia?


Arriba, Gotai, caudillo orco del "Heroes V: Tribes of the East".
Abajo, Azog tal y como sale en "El Hobbit: Un Viaje Inesperado".

Otro grave error lo encontramos a nivel tecnológico.
Me estoy refiriendo a eso de rodar la película en 48 fps. Sí, la sensación de movimiento es más fluida y todo eso pero hay momentos de la película en la que por culpa de esta tecnología la imagen se ve algo borrosa, lo que perjudica en demasía la visión de los espectaculares escenarios que pueblan el film.

En conclusión, "El Hobbit" es una buena película con sus defectos.
Si se quiere pasar un rato agradable lo mejor es olvidar en parte la historia del libro original y ver el largometraje como la versión de esta épica historia del director.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Cuestiones mágicas.

¡Hola, chicuelos y chicuelas!
Después del fin de semana de cumpleaños que he llevado, me gustaría compartir con vosotros algo que he estado pensando sobre unos cuantos cambios que voy a llevar a cabo en El Orbe, mi mundo de fantasía.

Veréis, es algo relativo a la magia.
Ocurría algo que no me acababa de convencer del todo. En un principio, la magia en El Orbe era sinónimo de religión: solo los sacerdotes podían lanzar poderosos hechizos. Aunque era algo original, llegué a odiar esta concepción por el simple hecho de que no me dejaba jugar demasiado con las fuerzas mágicas que pululan por este mundo, además de impedirme el desarrollo de algunos conceptos de la fantasía que me molan como es la aparición de liches.

Así que, dándole vueltas, he llegado a la conclusión de hacer la magia como en cualquier mundo de fantasía. Es decir: los sacerdotes usan la magia divina procedente del dios que adoran y, por la cantidad de dioses que hay en El Orbe (recordad que cada nación tiene a su Dios-Héroe), serán bastante variados.
Luego, existirán la gente con aptitudes para los círculos de magia que existen. Ahí, habrán dos tipos de usuarios de la magia: los magos, que son practicantes de las artes mágicas colegiados y registrados, cuyas habilidades se usan para el bien de la comunidad o del reino (por ejemplo: contratar los servicios de un hidromante para encontrar acuíferos subterráneos); y los hechiceros, bastante peligrosos ya que están sin registrar y se les trata como proscritos, usuarios de artes mágicas prohibidas como la nigromancia o la demonología.
¡Ah! Y recordad que en Ciudadela la magia está terminantemente prohibida.

Esto es lo que he pensado.
¿Qué os parece?

viernes, 10 de agosto de 2012

Bienvenidos a El Orbe.

Bueno, es hora de que os abra un poquito mi corazón (¡Joder! Para ser un cosaco me ha quedado muy cursi).

He de aparcar la historia un poquito para hablaros de algo: mi propio mundo de fantasía creado por moi, como dirían los franceses.

Bueno, no exactamente he de aparcar la historia demasiado.

Damas y caballeros, bienvenidos a El Orbe.

El Orbe comenzó a principios de carrera.
Veréis, mi colega David Soria es un crack hasta para escribir novelas y crearse mundos imaginarios. Y como yo soy del "culo veo, culo quiero" también quería hacer algo parecido.
David no se lo pensó dos veces y me animó a hacerlo.

Por esa época comence a darle al vicio del Warhammer. Una cosa que me llamó la atención de este universo es que todas las razas, en mayor o en menor medida, están inspiradas en civilizaciones históricas: el Imperio es el Sacro Imperio Romano del siglo XVI, los enanos son vikingos y los altos elfos son una mezcla entre el Imperio Británico y la Atlántida (con un toque xenófobo a lo Tercer Reich).

Pero si había algo que me gustaba de Games Workshop era Blood Bowl: el deporte bestial de WH, sobre todo su toque de humor en un mundo tan oscuro como el del Viejo Mundo.

La chispa había saltado.
Pensé en hacer un juego de deportes bestias ambientado en un mundo de fantasía, lleno de humor.
Comencé a dilucidar diferentes naciones cogiendo la idea de Warhammer pero dándole un giro más de tuerca: pasar de todo cliché de la fantasía y desarrollar a las razas imprimiéndoles el carácter de la civilización en las que se inspiraban.

El juego no cuajó pero el universo si que quedó patente.

Una de las cosas que más le gustaron a mis colegas sobre El Orbe es ese carácter de romper lo establecido, debido en parte al peso de la ambientación histórica.
¿Queréis elfos del bosque? Pues en El Orbe no son esos besa-árboles mariquitas de pelo rubio. No. Los elfos de Keltia están inspirados en la Galia de la cultura de La Tenne (vamos, los galos contra los que luchó César).
¿Qué buscáis hobbits? Perfecto pero debéis saber que aquí, los hobbits no son esos seres regordetes que adoran la paz y la quietud por encima de todo. Aquí, los hobbits se visten de minutemen, cogen sus mosquetes y sus sables y van a la batalla para defender el legado de los Patriotas de Occidentia.

Y sobre la magia, bueno, en El Orbe no hay diferenciación entre religión y magia: los sacerdotes pueden lanzar poderosos hechizos para aniquilar al enemigo.

Pero cuidado porque en El Orbe no todo son risas ya que todas las naciones, independientemente de que esten en guerra entre ellas o no, tiene un gran enemigo: Los Siete Hijos del Dragón.

Sí, así de raro y estrambótico es mi universo de fantasía personal. Hay más naciones pero no cabrían aquí.

Espero que os guste que haya compartido este pedacito mío con vosotros.

¡Nos vemos!