Bueno, es hora de que os abra un poquito mi corazón (¡Joder! Para ser un cosaco me ha quedado muy cursi).
He de aparcar la historia un poquito para hablaros de algo: mi propio
mundo de fantasía creado por moi, como dirían los franceses.
Bueno, no exactamente he de aparcar la historia demasiado.
Damas y caballeros, bienvenidos a El Orbe.
El Orbe comenzó a principios de carrera.
Veréis, mi colega David Soria es un crack hasta para escribir novelas y
crearse mundos imaginarios. Y como yo soy del "culo veo, culo quiero"
también quería hacer algo parecido.
David no se lo pensó dos veces y me animó a hacerlo.
Por esa época comence a darle al vicio del Warhammer. Una cosa que me
llamó la atención de este universo es que todas las razas, en mayor o en
menor medida, están inspiradas en civilizaciones históricas: el Imperio
es el Sacro Imperio Romano del siglo XVI, los enanos son vikingos y los
altos elfos son una mezcla entre el Imperio Británico y la Atlántida
(con un toque xenófobo a lo Tercer Reich).
Pero si había algo que me gustaba de Games Workshop era Blood Bowl: el
deporte bestial de WH, sobre todo su toque de humor en un mundo tan
oscuro como el del Viejo Mundo.
La chispa había saltado.
Pensé en hacer un juego de deportes bestias ambientado en un mundo de fantasía, lleno de humor.
Comencé a dilucidar diferentes naciones cogiendo la idea de Warhammer
pero dándole un giro más de tuerca: pasar de todo cliché de la fantasía y
desarrollar a las razas imprimiéndoles el carácter de la civilización
en las que se inspiraban.
El juego no cuajó pero el universo si que quedó patente.
Una de las cosas que más le gustaron a mis colegas sobre El Orbe es ese
carácter de romper lo establecido, debido en parte al peso de la
ambientación histórica.
¿Queréis elfos del bosque? Pues en El Orbe no son esos besa-árboles
mariquitas de pelo rubio. No. Los elfos de Keltia están inspirados en la
Galia de la cultura de La Tenne (vamos, los galos contra los que luchó
César).
¿Qué buscáis hobbits? Perfecto pero debéis saber que aquí, los hobbits
no son esos seres regordetes que adoran la paz y la quietud por encima
de todo. Aquí, los hobbits se visten de minutemen, cogen sus mosquetes y
sus sables y van a la batalla para defender el legado de los Patriotas
de Occidentia.
Y sobre la magia, bueno, en El Orbe no hay diferenciación entre religión
y magia: los sacerdotes pueden lanzar poderosos hechizos para aniquilar
al enemigo.
Pero cuidado porque en El Orbe no todo son risas ya que todas las
naciones, independientemente de que esten en guerra entre ellas o no,
tiene un gran enemigo: Los Siete Hijos del Dragón.
Sí, así de raro y estrambótico es mi universo de fantasía personal. Hay más naciones pero no cabrían aquí.
Espero que os guste que haya compartido este pedacito mío con vosotros.
¡Nos vemos!
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