¡Hola, gentes!
Aquí estoy, una vez más, para ofreceros vuestra dosis recomendada de historia.
Seguro que cuando habéis leído el título de este post habéis pensado:
"¡Qué Dios nos asista! ¡Platov se ha vuelto loco! ¡Habla en un idioma
antediluviano!" Bueno, si para vosotros el finés es un idioma
antediluviano, sí, me he vuelto loco.
Veréis, este post ha surgido de algo que se ha puesto de moda
ultimamente en los juegos de estrategia. Sí, al igual que en otros
géneros videojueguiles, en la estrategia también hay modas (¿recordáis
cuando a todo el mundo le dio por hacer juegos ambientados en la Segunda
Guerra Mundial?). No solo ocurre con alguna era sino, también, con
civilizaciones y unidades. Ahora, si alguien saca un juego de estrategia
sobre civilizaciones o algo así, pone a los suecos como facción jugable
pero eso no es lo extraño (hacer un juego ambientado en el siglo XVII y
no sacar a Suecia es un delito que debería ser penado con la muerte).
No. Lo curioso es que a esta civilización le endosan de unidad única
unos tipos de nombre impronunciable llamados "hakkapelitta".
¿Qué era un hakkapelita?
Bien, a eso voy.
Para explicároslo mejor, viajemos en el tiempo a la Guerra de los
Treinta Años. Ya sabéis, los alemanes católicos comenzaron a tirarle los
trastos a la cabeza de los protestantes. Estos últimos estaban
indefensos ya que quien tuvo la idea de atacarles fue el mismísimo
emperador. Todo parecía perdido para los protestantes hasta que de
Suecia llegó un hombre: Gustavo Adolfo, rey de todos los suecos. Gustavo
era un gran estratega y su nombre inspiraba temor en sus adversarios.
Entre sus hombres, contaba con una unidad de caballería ligera muy
especial: los hakkapelita.
Los hakkapelitta eran unos jinetes de origen finlandés, ya que por
aquella época Finlandia formaba parte del reino de Suecia, que servían
sin rechistar al rey sueco.
Su nombre deriva del grito de guerra que da nombre a este post, que
traducido del finés significa algo así como "¡Despedazadlos!".
Esta unidad de caballería ligera era conocida por desconocer algunos
términos como "piedad" o "clemencia". Tan salvajes como un cosaco o más,
los hakkapelitta se lanzaban al campo de batalla sin dejar a ninguno de
sus enemigos con vida. Algo normal si tenemos en cuenta que esta gente
procedía de la zona más dura de toda Finlandia: la frontera con Rusia.
En la batalla de Oldendorf, en 1633, un mercenario escocés decía que los
hakkapelitta masacraron a las tropas enemigas sin sentir ningún
remordimiento. Los clérigos alemanes se encomendaban a Dios para
proteger a las tropas cristianas de estos temibles jinetes.
Dado que eran caballería ligera, también eran usados para tareas de
exploración. Su equipamiento era bastante simple, llevando solo como
protección un casco de inspiración polaca (como los de los húsares
alados) a finales de la guerra. Sus armas consistían en sables de
caballería polacos o martillos de guerra.
Bueno, espero que os haya gustado este pequeño post.
¡Nos vemos!
Menudos fieras estos hakkapelitta, no conocía su existencia.
ResponderEliminarEstos post son muy inspiradores, es cierto aquello que dicen de que "la realidad supera a la ficción", cuando pueda meteré en algún relato un cuerpo de caballería imbatible :D
Harás bien.
EliminarTodo es mejor con una dosis de caballería ligera. :)
Siempre me gusta la caballería ligera. Solían ser los más crueles, los más valerosos y los más chulos de todos los jinetes. Me ha encantado.
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
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